viernes, 24 de diciembre de 2010

Nueva Gestión Cooperativa

Por : Roberto F. Bertossi

Reiteradamente nos expedimos sobre la necesidad de resolver satisfactoriamente los principales problemas y desafíos cooperativos.

Asimismo, identificamos los más relevantes por su índole y gravitación:

1) La profesionalización de la gestión;

2) El financiamiento, creación e incremento de fuentes de recursos genuinos;

3) Un mejoramiento en las garantías para asociados y terceros;

4) Las vertientes empresariales y de formación cooperativas;

5) Adecuación a la regulación por las cooperativas de servicios públicos;

6) Las alianzas estratégicas e inteligencia de mercados;

7) Un tratamiento tributario acorde su naturaleza y características y,

8) Una nueva ley de cooperativas.

La racionalización cooperativa, la eficiencia acreditada en la ejecutoriedad de la eficacia cooperativa han de concitar –sin dudas- renovadas expectativas en esta opción solidaria.

Una adecuada y estratégica asignación de funciones y responsabilidades cooperativas se traducirá en logros, servicios y escalas funcionales y económicas, repercutiendo positivamente en cada economía domestica, en cada economía productiva, en las economías regionales y, en suma, en toda la economía nacional.

Para ello, las actividades y servicios cooperativos, de naturaleza operativa, contable, administrativa, financiera y de relaciones institucionales, merecen una dedicación especial y especializada para acreditar un genuino desempeño productivo y competitivo de los principios cooperativos en un contexto de economía de mercado.
En esa perspectiva, las cooperativas de grado superior están llamadas a jugar un rol dinámico y superador rumbo a una “excelencia cooperativa”.
Por su parte, no siendo el acto cooperativo un acto de comercio, debería ser contabilizado, ponderado y encuadrado cooperativamente, no comercialmente, por todas las instancias relacionadas, con jurisdicción y competencia sobre el desempeño cooperativo y quedar fuera del alcance de todo impuesto, tasa o contribución.

Asimismo, una vetusta e impropia norma del año 1973, esto es el Decreto-Ley N° 20.337, mal puede seguir regulando la organización y el funcionamiento cooperativo regional y nacional, ya que, cuanto menos, en poco más de treinta años, han pasado muchas cosas...se ha derrumbado el muro de Berlín, se han reformulado los principios cooperativos (Manchester/1995), el proceso de globalización y concentración luce irreversible y así, entonces, se torna ineludible un programa interinstitucional, nacional y federal, provincial y municipal para la refundación, revitalización, refuncionalización y actualización cooperativa.

A modo conclusivo, ante las graves dificultades de gestión que enfrentan innumerables empresas solidarias, “la educación, información y capacitación cooperativas” como ´desprendimientos´ del principio cooperativo esencial, “la regla de oro cooperativa”, debe implementarse y plasmarse sin demoras, articulando estrategias pedagógicas e institucionales en general y universitarias en particular, simultáneamente con la Certificación Cooperativa de las Normas ISO 9000 y 14.000, esto ultimo central y clave para una nueva gestión cooperativa, mas apropiada a las nuevas cosas de hoy.

Finalmente, sin solidaridad y con esta postergada educación, no puede existir diálogo ni participación -autónoma, independiente y responsable- de todos los asociados cooperativos, sin esta participación un serio debate cooperativo continua pendiente y, bueno, sin todo ello, la democracia cooperativa, la auténtica gestión cooperativa y el propio cooperativismo en cuanto tal, nos vienen ofreciendo toda clase de esfuerzos y sacrificios por permanecer en tanto, muchos problemas y desafíos cooperativos persisten, sin resolver, todo lo cual puede ir menguando no solo la secular credibilidad de los servicios cooperativos sino, la propia organización y funcionamiento de nuestras empresas de servicios cooperativos.-

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