domingo, 4 de septiembre de 2011

Consecuencias de la desintegración y la exclusión social en el Perú

Presentamos aquí un interesante análisis, sobre este tema que ha cobrado mucha fuerza en los últimos meses, el tema de la exclusión social, que históricamente nuestro país a padecido, un lastre que llevamos aun como una pesada herencia colonial, es deber moral de quienes ahora están al frente de los destinos del país, en tratar de superar este escollo para llegar al ansiado desarrollo, por ello es urgente, prioritario el desarrollo de políticas de inclusión social serán decisivas para lograr el anhelado desarrollo en este siglo XXI.

Desde el primer grito de libertad, el Perú fue gobernado de acuerdo a intereses particulares, los cuales, no han mostrado una solidez en su organización política ni preocupación por el ciudadano común, es decir, no se hizo más que crear una sociedad desigual.

Es por esto que el Perú es un país donde la desintegración se hace fuerte porque crea clases sociales, y ello, provoca discriminación y falta de identidad nacional.
A raíz de esto, en el país, surgen constantemente diversas dinámicas interculturales con las que no queremos tener algo en común. Con relación a esta confrontación, que provoca graves problemas sociales, en las siguientes líneas, abordaremos las consecuencias más relevantes y algunos hechos que revelan la existencia de este fenómeno en nuestra sociedad.

La cercanía de mundos, tan distintos, que conviven en nuestro país -al hablar de mundos hace referencia a la gran diferencia que existe entre los ciudadanos de nuestro Perú y, por decirlo de algún modo, los que gozan de beneficios, y también de los excluidos- ahora es una mezcla. Sin embargo, autodenominarse indígena es una manera de despreciarse.
La principal consecuencia de estas tendencias homogeneizadoras, con rango nacional, es que los campesinos han sido inculpados para contentar a la sociedad oficial y lavar su conciencia. "En el Estado, muchos indígenas han tenido el mismo destino por el simple delito de practicar sus costumbres". (Ossio 1991)

La falta de cultura de la legalidad, el orden en el procedimiento y la normatividad, son algunas de las consecuencias que afectan el orden social. Una consecuencia real también es que el peruano no cree que la ley esta hecha para ser respetada. Esto genera un caos en la administración pública, en el comercio y demás actividades con normas establecidas. Por ello, el Perú presenta uno de los índices de inequidad más altos del mundo en el desarrollo que, sin duda, es signo de una sociedad dividida.

Dentro de las consecuencias políticas y económicas, entre las cuales existe una relación muy estrecha, apreciamos claramente, como efecto de una sociedad desigual, la falta de comunicación entre los líderes políticos que están en el poder o intentan llegar a este con el fin de solucionar los graves problemas sociales, así como seguir perteneciendo a la clase no excluida o formando parte de ella. Otras consecuencias, importantes en el ámbito económico, son los obstáculos que encuentran determinadas personas para participar plenamente en la vida social: con ingresos insuficientes, inseguridad en el empleo, falta de acceso a los recursos y exclusión del mercado de trabajo. La desintegración social está condicionada, pero a la vez, también, condiciona las estructuras socioeconómicas y políticas del país, ya que está ligada a factores como la situación geográfica, la discriminación por cuestiones de género, casta o étnia.

En conclusión, acercándonos a una parte del discurso del la Comisión de la Verdad y la Reconciliación CVR):”En un país en el que la exclusión social es tan absoluta que resulta posible que desaparezcan decenas de miles de ciudadanos sin que nadie en la sociedad integrada ,en la sociedad de los no excluidos, tome nota de ello”.

Podemos afirmar que en el Perú de hoy, existe un amplio sector de la población históricamente ignorado por el estado y la sociedad -aquella que sí disfruta de los beneficios de la comunidad política-.
Es imposible no argumentar que la sociedad en la que vivimos ,en la que intentamos desarrollarnos, no comparte un mismo interés en común, no apunta hacia un solo horizonte, e impide -como es evidente- un desarrollo en conjunto y equilibrado.

A esto se suma la incapacidad del gobierno para recoger las propuestas del pueblo, así como retribuir los beneficios económicos a la población. El gobierno no puede olvidar a aquellos que forman parte de la nación-su esencia-, aunque sea una tarea ardua y difícil de cumplir, características propias de una sociedad que se sumerge en el subdesarrollo.

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