viernes, 21 de octubre de 2011

Mitos sobre la conflictividad social

Interesante articulo aparecido en el Diario la República sobre el tema de conflictividad social, situación de interés nacional.

En Perú, tras la tragedia del ‘Baguazo’ en el 2009, los principales medios de prensa hicieron un mea culpa y hablaron de la necesidad de voltear la mirada “hacia dentro”. Hablaron, también, de inclusión social como de una nueva área en el organigrama de los medios de comunicación. Obviamente todo quedó en nada. En buena cuenta porque eso no daba, ni da, rating. Salvo cuando se producen más de cinco muertos en un enfrentamiento; entonces sí resulta relevante.

Por Ybrahim Luna.

Los conflictos sociales, según las estadísticas, van en aumento. Y no parece existir una política de prevención o estrategia que estreche las distancias entre las realidades peruanas en choque. Esto, en parte, porque no se entiende a cabalidad la naturaleza de los conflictos, que en nuestro país, en buena cuenta, son conflictos socioambientales.

Uno de los mitos más comunes de estos fenómenos es que siempre el pueblo, la comunidad o el sindicato están del lado equivocado; pero nunca así la entidad mayúscula, la empresa o el Estado. Se percibe que el descontento es un sinónimo de la ignorancia de los peruanos que no saben valorar “las bondades” que viene a brindar la gran empresa, y que lo único que falló en esa convivencia fue la mala o tardía publicidad de los beneficios.

Pocos se detienen a analizar el porqué de los reclamos de las comunidades. Y más bien recurren a otro lugar común que dice que los ciudadanos no actúan solos, sino movidos como borregos por oscuros intereses personales y políticos de dirigentes en la sombra. Esta teoría se basa principalmente en la idea de que los protestantes carecen de capacidad de discernimiento sobre su propia realidad, en pocas palabras: no tienen inteligencia suficiente, y son además altamente influenciables por cualquier prédica violentista. ¿Cómo creen que toman las comunidades este análisis? Como un insulto, por supuesto. Consideran humillante que los etiqueten como un rebaño incapaz de conocer su propia realidad o las bonanzas ofrecidas. De allí que la gran prensa, y sus corresponsales sobre todo, no la pasen nada bien en las zonas en conflicto.

La prensa casi nunca suele cuestionarse sobre si los “oscuros intereses” también son propios de la gran empresa, que sí tiene millones en inversión y en futuras ganancias.

Entendiéndose que el pedido común de las corporaciones cuando hay algún conflicto es que el Estado actúe y restablezca el orden “a cualquier precio”. Entonces, ¿de qué lado hay más intransigencia?

es necesario resolver el clima de tensión al mismo precio del costo; osea, desalojar el bloqueo de tal carretera tomada dando un “lección ejemplar”, “que no se vayan sin recibir su merecido”, porque de lo contrario se pone en riesgo la expectativa de nuevas inversiones. Y entonces llegan los gases, las balas y los lamentos para que luego todos pontifiquen sobre inclusión social, otra vez.

Otra idea común es que para llegar a un acuerdo, incluso antes de instalar una mesa de diálogo,

Tomar una carretera es un delito, se sabe. ¿Pero alguien se ha puesto a pensar si esos peruanos son locos que se sientan en medio de los caminos para boicotear el tan anhelado progreso? ¿Son los peruanos tan insensatos como para ponerle trabas al progreso y al desarrollo?

¿O será que ellos sí conocen a fondo su realidad y saben lo que es mejor o peor para ellos?

sábado, 24 de septiembre de 2011

Apoyo internacional para la inclusión social

Es hora de Reflexionar sobre este tema

dejamos aquí el presente articulo

El clima de consenso y respaldo que existe en el sector empresarial del país, así como en los gremios laborales y las principales fuerzas democráticas del país, respecto de la prioridad que otorga el gobierno constitucional del presidente de la República, Ollanta Humala, a las políticas de inclusión social para derrotar a la pobreza y la desigualdad, ha encontrado igualmente positivas señales en los agentes económicos internacionales.

La agencia calificadora de riesgo crediticio internacional Fitch Ratings emitió el lunes pasado un informe especial en el que concluye que "los fundamentos crediticios del Perú se mantienen sólidos" y que nuestro país está en capacidad de cumplir sus pagos de deuda externa "gracias al orden y solidez de sus cuentas fiscales".
Dicho informe agregó que el nuevo Gobierno peruano continuará con las políticas que generan estabilidad macroeconómica, alto crecimiento, aumento de inversión y sólidas cuentas fiscales.
En tal sentido, Fitch indicó que el país está en capacidad de cumplir sus pagos de deuda externa gracias al orden y solidez de sus cuentas fiscales.

La citada agencia considera que el gobierno de Ollanta Humala continuará con las políticas que generan estabilidad macroeconómica, alto crecimiento, aumento de inversión y sólidas cuentas fiscales.

En simultáneo, Standard & Poor's, otra acreditada calificadora de riesgo, informó que la priorización de la inclusión social que propone el Gobierno peruano es bien recibida por los agentes económicos internacionales y que los programas Pensión 65, Cuna Más y Beca 18, entre otros, contribuirán a reducir sustancialmente la pobreza en el país.
Estas señales de confianza que respaldan la orientación del gobierno del presidente Ollanta Humala hacia cambios profundos que reivindiquen a los sectores más pobres y marginados del Perú, postergados y olvidados durante toda nuestra vida republicana, tienen capital importancia puesto que contribuirán a mantener en un grado altamente positivo la credibilidad financiera del Perú en el ámbito financiero internacional.

El los últimos días, también se han producido otras señales positivas del clima favorable que se proyecta para la economía peruana en un contexto de crecimiento económico con inclusión social.
Así, el grupo México, propietario de Southern Copper Corporation, confirmó su interés en ampliar sus operaciones de extracción minera en el Perú, al aprobar un plan de inversión por 2,600 millones de dólares para incrementar la producción de cobre en 292 mil toneladas.

También se informó que las inversiones brasileñas en el Perú crecen a un ritmo del 30 por ciento anual y que, a la fecha, ya superan los mil millones de dólares.
La creación de riqueza, el incremento de las inversiones y la expansión del comercio exterior no son factores excluyentes con las reformas sociales orientadas hacia una distribución más justa de un crecimiento económico acelerado y sostenido, en el marco de un modelo social y económico que apunta a construir un Perú para todos.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Consecuencias de la desintegración y la exclusión social en el Perú

Presentamos aquí un interesante análisis, sobre este tema que ha cobrado mucha fuerza en los últimos meses, el tema de la exclusión social, que históricamente nuestro país a padecido, un lastre que llevamos aun como una pesada herencia colonial, es deber moral de quienes ahora están al frente de los destinos del país, en tratar de superar este escollo para llegar al ansiado desarrollo, por ello es urgente, prioritario el desarrollo de políticas de inclusión social serán decisivas para lograr el anhelado desarrollo en este siglo XXI.

Desde el primer grito de libertad, el Perú fue gobernado de acuerdo a intereses particulares, los cuales, no han mostrado una solidez en su organización política ni preocupación por el ciudadano común, es decir, no se hizo más que crear una sociedad desigual.

Es por esto que el Perú es un país donde la desintegración se hace fuerte porque crea clases sociales, y ello, provoca discriminación y falta de identidad nacional.
A raíz de esto, en el país, surgen constantemente diversas dinámicas interculturales con las que no queremos tener algo en común. Con relación a esta confrontación, que provoca graves problemas sociales, en las siguientes líneas, abordaremos las consecuencias más relevantes y algunos hechos que revelan la existencia de este fenómeno en nuestra sociedad.

La cercanía de mundos, tan distintos, que conviven en nuestro país -al hablar de mundos hace referencia a la gran diferencia que existe entre los ciudadanos de nuestro Perú y, por decirlo de algún modo, los que gozan de beneficios, y también de los excluidos- ahora es una mezcla. Sin embargo, autodenominarse indígena es una manera de despreciarse.
La principal consecuencia de estas tendencias homogeneizadoras, con rango nacional, es que los campesinos han sido inculpados para contentar a la sociedad oficial y lavar su conciencia. "En el Estado, muchos indígenas han tenido el mismo destino por el simple delito de practicar sus costumbres". (Ossio 1991)

La falta de cultura de la legalidad, el orden en el procedimiento y la normatividad, son algunas de las consecuencias que afectan el orden social. Una consecuencia real también es que el peruano no cree que la ley esta hecha para ser respetada. Esto genera un caos en la administración pública, en el comercio y demás actividades con normas establecidas. Por ello, el Perú presenta uno de los índices de inequidad más altos del mundo en el desarrollo que, sin duda, es signo de una sociedad dividida.

Dentro de las consecuencias políticas y económicas, entre las cuales existe una relación muy estrecha, apreciamos claramente, como efecto de una sociedad desigual, la falta de comunicación entre los líderes políticos que están en el poder o intentan llegar a este con el fin de solucionar los graves problemas sociales, así como seguir perteneciendo a la clase no excluida o formando parte de ella. Otras consecuencias, importantes en el ámbito económico, son los obstáculos que encuentran determinadas personas para participar plenamente en la vida social: con ingresos insuficientes, inseguridad en el empleo, falta de acceso a los recursos y exclusión del mercado de trabajo. La desintegración social está condicionada, pero a la vez, también, condiciona las estructuras socioeconómicas y políticas del país, ya que está ligada a factores como la situación geográfica, la discriminación por cuestiones de género, casta o étnia.

En conclusión, acercándonos a una parte del discurso del la Comisión de la Verdad y la Reconciliación CVR):”En un país en el que la exclusión social es tan absoluta que resulta posible que desaparezcan decenas de miles de ciudadanos sin que nadie en la sociedad integrada ,en la sociedad de los no excluidos, tome nota de ello”.

Podemos afirmar que en el Perú de hoy, existe un amplio sector de la población históricamente ignorado por el estado y la sociedad -aquella que sí disfruta de los beneficios de la comunidad política-.
Es imposible no argumentar que la sociedad en la que vivimos ,en la que intentamos desarrollarnos, no comparte un mismo interés en común, no apunta hacia un solo horizonte, e impide -como es evidente- un desarrollo en conjunto y equilibrado.

A esto se suma la incapacidad del gobierno para recoger las propuestas del pueblo, así como retribuir los beneficios económicos a la población. El gobierno no puede olvidar a aquellos que forman parte de la nación-su esencia-, aunque sea una tarea ardua y difícil de cumplir, características propias de una sociedad que se sumerge en el subdesarrollo.

martes, 16 de agosto de 2011

Discurso y Mensaje Presidencial de Ollanta Humala Tasso el 28 de Julio de 2011 ante el Congreso de la República del Perú

Primer Discurso del Presidente de la República del Perú, Ollanta Humala Tasso, ante el Congreso de la República el 28 de julio del 2011.

Recibo con humildad y profundo fervor patriótico el cargo de Presidente de la República.

Declaro ante el Congreso, ante los presidentes amigos aquí reunidos y ante el pueblo peruano que, fiel al mandato de las urnas y en pleno respeto al Estado de Derecho, dedicaré toda mi energía a sentar las bases para que borremos definitivamente de nuestra historia el lacerante rostro de la exclusión y la pobreza construyendo un Perú para todos, atento siempre, en los más frágiles de nuestros hermanos. Exigiré el mismo compromiso y la misma energía a todo el equipo que me acompaña en el Ejecutivo.

La democracia peruana será plena cuando la justicia y la paz social, la soberanía nacional y la seguridad de nuestras familias constituyan el zócalo de nuestra nación, cuando la igualdad sea patrimonio de todos y la exclusión social desaparezca aún en los lugares más remotos del país. Queremos que la expresión misma de “exclusión social” se borre para siempre de nuestro lenguaje y de nuestra realidad. Asumiré este reto con mi palabra y con mi vida.

Hace casi un siglo, en 1914, Víctor Andrés Belaúnde, uno de los grandes intelectuales y políticos del siglo XX, al terminar un discurso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, lanzó a los jóvenes una proclama que era, al mismo tiempo, un grito de batalla y una demanda: ¡QUEREMOS PATRIA!

Esta proclama años después fue recogida por José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre para convertirla en pensamiento y acción. Esa reivindicación de la patria y de la Nación ha sido, como ahora, el sueño encendido de generaciones y de pueblos.

Desde la fundación de la República, la patria constituye una aspiración al destino común, una esperanza, una promesa inacabada por la que el pueblo peruano ha estado siempre dispuesto a entregar su vida en la paz y en la guerra, para defenderla y para legarla a sus hijos con orgullo y con fe.

La patria es nuestra Historia común, es el espacio donde todos los peruanos y peruanas queremos vivir en paz y en democracia. Por ello todos nos sentimos orgullosos de nuestra bandera, símbolo de nuestras luchas y de nuestro amor a la paz.

Esta aspiración a una patria inclusiva es la que abre el camino al progreso social. Para hacerla posible nos presentamos ante el pueblo y por eso estamos aquí. Asumo este reto como un desafío y como una promesa que expreso hoy ante todos los peruanos, y especialmente ante mis hijos y ante todos los niños y niñas de este país, los que serán el Perú de mañana. Este es nuestro patrimonio más rico. Por ellos y para ellos voy a cumplir mi promesa de hacer de este país un lugar donde todos disfruten del mismo derecho a la plenitud y a la felicidad, a una vida digna y a una vejez protegida.

Peruanas y peruanos:

El cinco de junio una mayoría de ciudadanos expresó su deseo de que el crecimiento económico y la inclusión social marchen juntos para transformar nuestro país en una patria de oportunidades para todos.

El incremento desmedido de los conflictos, muchos de ellos absurdamente violentos, nos demuestran, día a día, que es urgente reparar las injusticias, corregir el rumbo y restablecer el diálogo en nuestra sociedad.

El Perú es un país plurilingüe y multicultural. Esta múltiple diversidad constituye sin duda nuestra mayor riqueza. Sin embargo, durante mucho tiempo ha existido un discurso y una práctica de la exclusión, del rechazo a la diferencia, un “tú no eres igual que yo” que cobijó la discriminación y la intolerancia. Esto resulta cuando menos extraño porque los comportamientos excluyentes provienen muchas veces de quienes elogian nuestra diversidad cultural.

Pero, precisamente esa diversidad cultural proviene de entender, que nuestra nación es un crisol de razas y tradiciones. Son ellas las que sustentan, por ejemplo, nuestra extraordinaria gastronomía, hoy admirada y reconocida en el mundo. Porque somos diferentes, pero iguales en el fondo, labramos nuestra existencia en el trabajo y en el esfuerzo cotidiano. Somos mezcla y creatividad. Somos imaginación y trabajo. Y esta diversidad, que queremos integradora y no marginadora, constituye el fundamento de nuestra riqueza.

Nuestro país trabajador, honrado y diverso, se encuentra fracturado y herido. Sufre el abandono de los políticos y de un Estado insensible, burocrático y centralista. Un Estado que le ha dado la espalda al interior del país, un Estado que sufre de “mal de altura o soroche” y que se niega a subir los andes y extenderse en nuestra amazonía. Un Estado acechado por la corrupción y el despilfarro, alejado de sus ciudadanos, incapaz de protegerlos de la violencia y la criminalidad.
Sueño con un Perú donde la vida no sea un riesgo, donde las ciudades sean espacios seguros donde el ciudadano se encuentre protegido. Para esto necesitamos más estado, más patria y que la corrupción sea sancionada.

La democracia expresó en las urnas un mandato y ese mandato debe ser honrado. Restablecer el valor de la palabra empeñada ante el pueblo constituye el eje de la recuperación de un sistema de valores éticos inherentes a la República.

Sin embargo, transformar el país no es tarea fácil. No solo porque el cambio es siempre una tarea de multitudes, sino porque también implica enfrentar y superar nuestros problemas, proponer una nueva manera de convivir. La realidad exige transformaciones para que la igualdad, la tolerancia, el reconocimiento de nuestra diversidad y un desarrollo que nos incluya a todos sea, al mismo tiempo, un acto civilizatorio y un compromiso colectivo. La realidad nos interpela diariamente y nos exige un nuevo contrato social que haga posible la convivencia armoniosa de todos los peruanos.

Evoco aquí nuevamente la figura de Haya de la Torre y su legado, plasmado singularmente en la Constitución de 1979, la ultima constitución de origen democrático, a la que muchos no la han respetado y por eso la olvidan, que constituye para mí una verdadera inspiración por su contenido nacional, democrático y de libertad.

El gran Nelson Mandela, en un célebre discurso pronunciado en el marco de la UNESCO, afirmó, con la convicción que lo caracterizaba, que la igualdad, la equidad económica y la justicia social eran la base de toda democracia. El dijo: “No hay democracia con miseria, no hay democracia con asimetrías sociales”. Y porque creo en la justicia de esta frase, yo he jurado respetar y defender la democracia. Fortalecerla en sus valores igualitarios para hacerla legítima ante el pueblo y así será.

Hoy ante ustedes ratifico este juramento. Quiero que vean en mí a un verdadero soldado de la República, a un celoso guardián del Estado de Derecho y a un defensor de los derechos humanos y de la libertad de prensa y de expresión.

El historiador Jorge Basadre afirmaba ya en 1931 que “el Perú debía terminar su proceso de formación histórica. Dentro de él, vinculado más que nunca al continente y a la humanidad, el país debe encontrar su realidad y su solución” Por eso, para buscar y encontrar una solución integradora para ese Perú, para nuestro Perú “de compartimentos estancos” que describe Basadre, proponemos una Gran Transformación, el inicio de una nueva época, que no es otra cosa que una nueva convivencia entre todos los peruanos.

Nuestra administración será un gobierno para todos.

Las características de este gobierno pueden resumirse en los siguientes términos: reforma, democracia, libertades, inclusión, redistribución, crecimiento, paz con justicia, seguridad, descentralización, transparencia, soberanía y concertación.

Nuestra voluntad no es la de copiar modelos, queremos, como Basadre que el Perú deje de ser el espacio problemático que era y sigue siendo, queremos para ello construir un camino propio, un modelo peruano de crecimiento con estabilidad, democracia e inclusión social. Tomaremos como ejemplo lo bueno de otras experiencias, pero como decía el amauta José Carlos Mariátegui, no habrá calco ni copia sino creación heroica.

El mandato al que hicimos referencia exige responsabilidad en la conservación de los valores sociales, económicos y culturales de lo realizado hasta ahora y que son un patrimonio de todos.

Por esa razón, mantendremos y consolidaremos un crecimiento sano de la economía y sus estándares macroeconómicos; respetaremos las reglas fiscales para afrontar eventuales crisis externas o desastres naturales; la construcción de las obras de infraestructura, grandes y pequeñas; los programas sociales; la promoción del turismo y de la cultura peruana y honraremos los acuerdos comerciales con países y bloques amigos.

Fomentaremos una economía nacional de mercado abierta al mundo que haga realidad nuestro compromiso de crecimiento con inclusión social y democracia.

Esto implica que el Estado sirva como promotor no solo del crecimiento, sino también del progreso social. Priorizando educación, salud y nutrición infantil, mejorando las condiciones de trabajo, particularmente los CAS y Servicios No Personales. Invirtiendo en infraestructura, en escuelas, en postas médicas, en Cunas y mejorando el salario básico.

Un Estado que utilice sus recursos para ayudar a regularizar la informalidad, que ofrezca crédito ventajoso para los pequeños y medianos empresarios y que facilite el espíritu emprendedor de los peruanos que desea abrir su negocio y prosperar.

Quiero aprovechar aquí para transmitirles que el Salario Mínimo Vital de los trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad privada tendrá un aumento inmediato de 75 soles a partir de agosto y de 75 soles más en 2012, para alcanzar así los 750 soles. Pero estos aumentos deben propiciar un proceso continuo de revalorización del salario básico ligado a la productividad y al crecimiento económico, relacionado con una política global de reducción de la informalidad y de preservación y fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas.

Nuestro desafío es realizar esta gran transformación de manera gradual y persistente para que no se acompañe de presiones desestabilizadoras de nuestros equilibrios presupuestarios y macroeconómicos.

Nuestro ideal de cambio no se concibe sin concertación, sin diálogo político y sin el protagonismo de la gente. Con ese propósito, instalaremos un Consejo Económico y Social, en base al actual Acuerdo Nacional cuyas políticas hemos suscrito. Este Consejo será dirigido desde la Presidencia de la República con el acompañamiento del Presidente del Consejo de Ministros, y estará integrado por empresarios, trabajadores y representantes de la sociedad civil. Se abocará a elaborar estudios para la implementación de políticas públicas del gobierno y tendrá un carácter consultivo.

Hacer de la inclusión social una prioridad exige que el conjunto de los programas sociales sean agrupados y articulados en un Ministerio de Desarrollo y de Inclusión Social, para que el desarrollo pueda llegar efectivamente a los que más lo necesitan.

El programa JUNTOS será extendido progresivamente hasta alcanzar los 800 distritos más pobres del país.

Los adultos mayores en situación de pobreza y que no reciben ningún beneficio del Estado deben recibir la solidaridad de la nación. Hogares donde a la edad avanzada se conjuga el sufrimiento de la pobreza, exigen una acción social impostergable. A esos hogares haremos llegar los 250 soles del programa PENSIÓN 65. Su implementación será inmediata y alcanzaremos los 800 distritos más pobres del país progresivamente.

El programa Cuna Más para los niños de 0 a 3 años también se aplicará gradualmente y en los 800 distritos de pobreza extrema del Perú, hoy en la base del programa Juntos. El combate a la desnutrición infantil será una prioridad, apoyado en la implementación de un programa de nutrición infantil que comprenderá desayunos y almuerzos en las escuelas.

Haremos los esfuerzos que sean necesarios para que se alcance en todo el sistema educativo la jornada de 8 horas de estudio e incentivar la cultura del deporte y la recreación, potenciando las competencias interescolares en el campo de la cultura y las disciplinas deportivas, como respuesta al alarmante dato que más de un tercio de alumnos en las grandes ciudades del Perú corren riesgo de obesidad.

Iniciaremos el programa ‘Beca 18’, que integrará los programas existentes y que permitirá que los jóvenes de bajos recursos económicos y con alto rendimiento escolar puedan continuar sus estudios de nivel superior en instituciones públicas y/o privadas, en programas universitarios o de técnicos superiores.

Reforzaremos el sistema de acreditación universitaria. Los títulos a nombre de la nación que en algunos casos prácticamente se regalan, tendrán un riguroso procedimiento nacional en salvaguarda de la calidad educativa.


En el ámbito de Salud, fortaleceremos el sistema de salud e instalaremos el Sistema de Atención Móvil de Urgencia (SAMU) con una experiencia piloto en Lima y tres capitales de departamento y la creación de un Programa de Facilitación de Acceso a Genéricos de Calidad.

Reforzaremos la atención primaria en salud en los distritos más pobres del Perú.

En los próximos 5 años construiremos hospitales en cada una de las 50 capitales de provincia donde aún faltan. Haremos así realidad nuestro compromiso de tener por lo menos un hospital en cada provincia del Perú.

Los campesinos del Perú y, en general los pobres del campo, serán objeto de prioridad. AGROBANCO captará recursos para el otorgamiento de créditos a la agricultura familiar, y estableceremos módulos de desarrollo agrario accesibles a las distintas formas de asociaciones agrarias y de productores.

El Perú establecerá una nueva relación entre el Estado y el mercado, distinta de las fracasadas recetas extremas del Estado intervencionista o del Estado mínimo y excluyente. En esa nueva relación, el Estado será un promotor de la inversión y del desarrollo, garante del ejercicio de los derechos y libertades, impulsor de las oportunidades para todos.

Buena parte de los conflictos del planeta se deben a la carencia de agua. No es posible que el Perú que queremos construir no desarrolle una política de aprovechamiento soberano de los recursos naturales, una política que garantice la explotación racional y equilibrada del agua, la tierra, los bosques, la biodiversidad, el gas y los minerales. Esos recursos de todos los peruanos contribuirán a la eliminación de la pobreza y la desigualdad. Se alentará la actividad privada sobre los recursos naturales, pero estos serán explotados en condiciones de respeto a las poblaciones, a los trabajadores y al medio ambiente.

Asimismo, avanzaremos profundamente en la política de ordenamiento territorial que nos permita establecer de manera participativa el uso racional de nuestro territorio.

Las ganancias extraordinarias de las empresas mineras deben contribuir al esfuerzo nacional en pro del combate contra la pobreza. Los contratos serán respetados y la negociación permitirá, no lo dudo, y repito no lo dudo, que esta significativa contribución beneficie a todo el país. Mi determinación es muy clara, tengo la voluntad y la convicción para alcanzar este objetivo. En ello va mi palabra y mi compromiso con el pueblo peruano.

El gas del Lote 88 de Camisea, será orientado prioritariamente hacia el consumo interno.

Ejecutaremos una política de masificación del consumo del gas natural para llevarlo a los hogares. En 5 años la ciudad de Lima podría contar con aproximadamente 400.000 conexiones.

Con la garantía de cumplir con la legislación vigente que establece la obligatoriedad del abastecimiento del mercado interno, implementaremos acciones para que se reduzca significativamente el precio del balón de GLP, lo que repercutirá favorablemente en la economía de la mayoría de la población peruana, sin introducir distorsiones en el mercado, ni fomentar el contrabando. Asimismo, masificaremos el uso del GNV como combustible barato y accesible a todos.

Insistiremos en la diversificación de la matriz energética a favor del gas y las energías renovables e impulsaremos el desarrollo de la industria petroquímica. En esa medida fortaleceremos la regulación y el acceso competitivo a las fuentes de energía para el transporte, evitando los sobreprecios.

Promoveremos la construcción de hidroeléctricas, fortaleciendo Electroperú y a las empresas eléctricas estatales regionales, y promoviendo las privadas, en un adecuado balance que otorgue prioridad a la demanda nacional. El Estado evaluará la participación de Electroperú en los nuevos acuerdos de inversión.

Reconstruiremos una verdadera Marina Mercante del Perú para ejecutar lo que dispone la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional. Fortaleceremos el SIMA y ENAPU como empresas eficientes y buscaremos que la construcción de más aeropuertos se oriente también hacia el fomento el turismo.

Tomaremos las medidas necesarias para que el Perú tenga su línea aérea de bandera y que el mercado aéreo comercial sea más abierto y de mayor competencia, sobre todo para abaratar y ampliar la comunicación al interior del país.

En el campo de la infraestructura, se proseguirá con la ejecución de obras viales como los proyectos IIRSA Interoceánica del Sur, Interoceánica del Norte, los programas Costa-Sierra y apoyaremos la elaboración y construcción de proyectos ferroviarios.

El gobierno nacional será el principal aliado de los gobiernos regionales y locales. Una de nuestras primeras medidas será la instalación de un mecanismo de relación fluida del gobierno con los presidentes regionales, incluyendo el reconocimiento de la Asamblea de Gobiernos Regionales.

Para la ejecución de las políticas públicas nacionales, el gobierno realizará reuniones descentralizadas buscando el diálogo con las autoridades regionales, alcaldes y representantes de la sociedad. Los compromisos de mutua obligación serán objeto de seguimiento desde el gobierno.

Consolidaremos el proceso del presupuesto participativo. Fomentaremos la vigencia de los Consejos de Concertación Local y Regional ahora debilitados y en algunos casos hostigados, como expresión de un enfoque de gestión compartida.

En el caso concreto de Lima, que ha crecido de forma desordenada y caótica, daremos continuidad a la inversión en transporte público en la ciudad.

Anuncio que, en el plazo de dos meses, se iniciará una nueva etapa en la reconstrucción de los pueblos del sur afectados por el terremoto del año 2007, lo que se realizará con el concurso de los batallones de ingeniería de las FFAA.

El gobierno hace eco de la alerta mundial sobre cambio climático y se compromete a fortalecer la regulación y dedicarse con seriedad a las labores de preservación de nuestra biodiversidad, del recurso hídrico y de los glaciares. Será una prioridad para nosotros la prevención de desastres.

El gobierno siente que uno de los graves problemas que provoca temor y frustración en las personas es el de la inseguridad. Se arrastran en ello 30 años de fracasos y muy pocos éxitos y los que sufren las consecuencias de la violencia del crimen organizado, el narcotráfico y el pandillaje son los más pobres. Queremos cambiar esa historia de ausencia de liderazgo político y la carencia de una política de estado eficaz en esta materia.

Es necesario desterrar la idea de que la inseguridad es un problema exclusivo de la policía. Por eso anuncio que así como el Presidente de la República preside el Consejo de Defensa Nacional, presidiré también un Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Política de lucha contra la Criminalidad para darle un carácter multisectorial.

Realizando un esfuerzo financiero del Estado, iniciaremos un proceso gradual de eliminación del sistema 1 x 1 en el servicio policial. Incrementaremos los salarios de la policía en el marco de un sistema más amplio que incluya la reforma de remuneraciones de la PNP. Activaremos un Servicio Policial Voluntario, equiparemos y conectaremos a las comisarías a la red digital, estableceremos penales fuera de Lima y de las principales zonas urbanas del país implementaremos el trabajo físico para condenados por graves delitos. Disuadiremos con penas más altas el uso de armas de fuego en la comisión de delitos de cualquier índole. En mi gobierno no habrá perdón para violadores, ni para ningún delito cometido contra un niño o una niña. Combatiremos el feminicidio y propondremos una revisión de la legislación vigente.

Ejecutaremos una política contra las drogas que consolide el modelo peruano de desarrollo alternativo integral y sostenible para convertir a los productores, hoy ilegales, en agentes de una economía legal. No seremos indiferentes frente al incremento alarmante de drogas entre los adolescentes y jóvenes. Respetaremos el debate que en torno a este tema se ha abierto en estos años, dentro y fuera del país, pero nosotros no legalizaremos ninguna droga ni tampoco los cultivos ilícitos y por el contrario los vamos a combatir.

Nuestra política antidroga será soberana y reclamará que se haga realidad la responsabilidad compartida con los países consumidores. Seremos inflexibles en el control de los insumos químicos y el combate a las bandas de narcotraficantes.

Reduciremos la superficie ilegal de sembríos de coca, no permitiremos la extensión de cultivos ilegales, menos aún en parques nacionales y zonas ecológicas. Al mismo tiempo, el Perú podrá tomar la iniciativa de una Cumbre Presidencial Regional Antidrogas con la participación de los países productores y consumidores, a cuyos presidentes he percibido muy preocupados con este tema.

La corrupción es para nosotros un elemento que debilita al Estado y afecta su desarrollo. Es, por lo tanto, un problema de seguridad. En tal sentido, defiendo la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción en agravio del Estado y la inhabilitación a perpetuidad contra sus autores o cómplices para el ejercicio futuro de cualquier función pública; propongo la supresión de las penas condicionales en las condenas por corrupción para que la prisión se cumpla de manera efectiva; y defiendo la eliminación de los beneficios penitenciarios en los casos de corrupción.

Debemos poner fin a las secuelas de la violencia terrorista que vivimos y cumplir con las reparaciones individuales y colectivas. Es necesario que las víctimas y deudos rehagan sus vidas personales y familiares, que miren con otros ojos su futuro porque viven en una patria que los incluye y que los reconoce como peruanos.

En cuanto a la Defensa nacional, en primer lugar queremos recuperar la moral de nuestras Fuerzas Armadas y equiparlas de forma adecuada. Se reformará el sistema remunerativo de las FFAA buscando cerrar la brecha salarial que existe entre los distintos grados. Esto se hará salvaguardando la obligación que tiene el Estado de honrar el pago de pensiones, que es un derecho fundamental consagrado.

Mantendremos la pensión renovable y realizaremos ajustes salariales graduales. Nuestra primera inversión militar será en el soldado. Fortaleceremos el Servicio Militar con incentivos, mejorando el pago a los conscriptos e instalando un Instituto Tecnológico de las FFAA para la enseñanza de especialidades a quienes egresan del Servicio Militar.

Ratifico mi compromiso de desarrollar una política exterior multilateral de cara a nuestra región que tanto ha cambiado en la última década. La integración en el marco de UNASUR y la Comunidad Andina de Naciones será la línea principal de acción.

La solución pacífica de los litigios internacionales es la filosofía que me inspira y particularmente en relación a nuestros diferendos con Chile. Seguros de los fundamentos de nuestra causa que defiendo ardientemente, afirmo que acataremos el fallo del tribunal de La Haya en nuestro reclamo sobre la frontera marítima y estoy convencido que Chile hará lo mismo.

Vivimos en un mundo que cambia día a día y donde emergen nuevos poderes regionales. Las condiciones están dadas para llevar adelante una fructífera integración en la región. No deseamos una economía autárquica, que se mire a sí misma, aislada del proceso de globalización. Queremos, más bien, una economía integrada. Integrada, en primer lugar, con la región y, en especial, con nuestros vecinos andinos y sudamericanos.

Nuestra región es inmensa y rica en recursos pero también en historia y en culturas comunes. Yo les quiero recordar que nuestra independencia fue un proceso regional, donde todos nos hermanamos para lograr nuestra libertad y soberanía. La heroica gesta de nuestros próceres como el general don José de San Martín y el libertador Simón Bolívar, siempre conscientes de la urgencia de la unión de los pueblos de América, fueron los precursores del impulso integrador del presente.”Seguramente, escribía Bolívar, la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”. Este es aún objetivo pendiente para todos los pueblos de América.

El gobierno se propone reconocer y reivindicar a los 3 millones de peruanos migrantes. Para empezar, mejoraremos la defensa consular de los peruanos en el exterior y rebajaremos el costo de las remesas mediante convenios que realizará el Banco de la Nación. Deseamos que quien desea regresar lo haga y para ello fomentaremos que sea sujeto de crédito.

Los detalles de estas políticas aquí señaladas serán presentadas por la presidencia de Consejo de Ministros, como corresponde, ante el parlamento.

De la tradición militar que no olvido y llevaré en el corazón hasta la muerte conservo orgulloso la tenacidad, la austeridad y el amor por el Perú y sus intereses. En esa tradición, a diferencia de lo que piensan algunos, se sabe mandar pero también obedecer, hay jerarquía pero también fraternidad, hay disciplina pero también intercambio de opiniones.

Esa tradición se funde con el espíritu generoso del Perú, lejano al odio. No vengo en son de guerra sino en son de paz, sin venganza y sin rencor. Yo, que he sido acusado casi de todo, he aprendido a perdonar hace muchos años, antes incluso de hacer política.

Por eso, a los que aún persisten en el encono les pido que bajen sus espadas y sus lanzas.

A los que demandan salarios y derechos les digo que no bajen sus banderas pero que sepan que todo cambio, para ser sostenible, debe ser gradual y racional.

A mis partidarios les pido consecuencia, lealtad, sacrificio, inteligencia y honradez.

A la oposición la llamo a la responsabilidad. Le pido vigilancia y que, desde su posición, respete también el mandato de las urnas, su mandato y el nuestro.

Al terminar reitero que solo soy un soldado de la democracia.

Hay patria para todos
Viva el Perú!

lunes, 11 de julio de 2011